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Escrito por Jorge Iván Moreno Majul  |  mayo 20, 2020

Octothorpe, o ¿cómo divertirse rediseñando una fuente de rótulos de los años setenta, glamorosa, hipnótica y elegantemente inútil?

Jorge Iván nos comparte aquí el proceso de diseño de la fuente Octothorpe, y algunas cosas más. Reseña el auge y declive de las letras transferibles, deteniéndose en la tipografía Stripes, creada para esa tecnología, de la cual devela sus inquietantes cualidades en uso. Finalmente arremete con el proceso de reanimación de la Stripes a partir de muestras y especímenes, y nos cuenta cómo resultó en esta nueva herramienta digital, Octothorpe: una fuente de alto impacto visual que explora nuevas posibilidades expresivas con los recursos actuales.

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Las letras transferibles: libertad y limitación

Después del tipo móvil y el fototipo, las letras transferibles representan en la historia de la evolución de la tipografía un punto intermedio entre la fotocomposición y la tipografía digital, el último eslabón análogo que conecta a dos universos aparentemente dispares ya que permitía, por primera vez, tanto a profesionales como a entusiastas, hacer uso de estas curiosas plantillas que tuvieron un gran impacto en la tan cambiante industria del diseño y de las artes gráficas.

En el salto de un formato a otro con cuestionable rigor muchas de las familias existentes como plantillas de alfabetos transferibles sufrieron diversas pérdidas si se toma en cuenta todo lo que se había ganado en más de 500 años de tradición. Otras corrieron con la buena o mala suerte de no ser parte de un nutrido conjunto de familias tipográficas que conformaban los catálogos existentes. Sin embargo también se desarrollaron un buen número de familias tipográficas pensadas para este efímero medio de reproducción de los tipos de letra que, o bien continuaron evolucionando hacia la era digital o bien quedaron a la espera de ser la última tecnología en resurgir desde las hojas transferibles hasta los contornos de Bézier.

Página del Manual de Caligrafía de Jorge E. Betanzos, ediciones ECA, México 1978, un hallazgo de un primo del autor que se lo obsequió sin sospechar que iba a tener un gran valor para este proyecto.

En su momento el formato liberó a la tipografía de algunas de las restricciones a las que estaba limitada y esto permitió usos inesperados del espacio y la forma tipográfica, que se manifestaban en el uso que se le dio mientras duró su auge. Incluso cuando formalmente contaba con el mecanismo para un correcto espaciado mediante un sistema de registro individual por letra denominado Spacematic, adicionalmente y gracias al estudio pormenorizado de la frecuencia de uso alfabético se garantizaba un óptimo uso de los caracteres del alfabeto, números y puntuación con mínimo desperdicio.

Estos segmentos servían para completar las uniones o extender las líneas entre palabras y fueron clave a la hora de definir cómo extender el juego de caracteres.
Tony Wenmann, diseñador de Stripes.

Stripes

Dentro de este conjunto casi olvidado se encuentra un tipo con gran potencial y que no ha tenido un resurgimiento digno hasta ahora. Me refiero a Stripes, de la hoy extinta compañía Letraset, un tipo de letra geométrico de estilo multilineal con 8 líneas en cada trazo y cuya particularidad e innovación radica en que cuenta con versiones alternas para la mayoría de los caracteres alfabéticos para lograr unirse unas con otras creando una sucesión continua de partes compartidas a lo largo de las palabras que se quiera formar. Este tipo fue incluido en una colección especial de tipografías para título llamado Letragraphica, muchas de las cuales se desarrollaron con su uso en mente y algunas otras seleccionadas gracias a un concurso internacional para formar parte del siguiente catálogo.

Una inspiración estimulante. Al parecer Mark Simonson escribió una vez este anuncio en un periódico: “¡Lejos! Las dos palabras de arriba están compuestas en dos de las miles de tipografías relativamente inútiles disponibles. Los diseñadores las diseñan para auto-complacerse o para impresionar a otros diseñadores o clientes. Casi en el único lugar donde son usadas es en anuncios de empresas de tipografía.”

Debido a su modo de empleo una vez transferida cada letra, la misma no podía volver a formar parte de otra composición, lo cual era una de las principales desventajas del formato transferible. Por lo tanto, cuando un título requería de caracteres adicionales, la única solución era adquirir nuevamente la misma plantilla, que difícilmente bastaba para un solo uso y prácticamente quedaba siempre con caracteres sin usar. Si a esto sumamos que, para elaborar un título con Stripes era necesario una variante alfabética que ya se había utilizado, entonces se complicaba aún más su uso para títulos de mayor complejidad. Sin embargo, muchos usuarios hábiles del medio recurrían a recortes y parches a partir de otros caracteres, para formar palabras y crear de modos ingeniosos las uniones entre letras.


Un ejemplo de uso en envase de producto.

Otra de las características que fue poco explorada por parte de los usuarios de este tipo fue la posibilidad de alterar los títulos generados por este sistema mediante la exclusión de algunas de las líneas si se empleaba para rotular directamente, y en el caso de los profesionales creando originales mecánicos para reproducción, la posibilidad de usar estas líneas de forma independiente para incluir color en diseños que borraban las fronteras entre tipografía y lettering. En algunos de los escasos ejemplos disponibles hoy incluso se llega a apreciar una continuidad de línea para los espacios entre palabras e incluso, si la alineación de las partes de las letras lo permitía, también la unión vertical en logotipos y frases de impacto visual.

Octothorpe

Resurgiendo con el nombre de “Octothorpe” y como parte del proceso de reanimación una de las tareas realizadas consistió en añadir caracteres completando un juego más amplio para los requerimientos actuales, siendo esto posible gracias a la economía del formato digital. Para ello fue preciso consultar especímenes en catálogos y muestras en uso, así como las hojas originales.

Como si fuera una fuente equipada con tentáculos, las letras de Octothorpe pueden vincularse o no a gusto del usuario, generando una continuidad de un alto impacto gráfico.



El proceso implicó una tarea de dibujo manual en curvas de Bézier bastante minuciosa. Por suerte algunos algoritmos y scripts que permiten controlar la calidad de dibujo fueron de gran ayuda.








Completar el repertorio de caracteres implicó diseñar una buena cantidad de glifos no existentes en la fuente original, ¡empezando por todas las minúsculas! Uno de los desafíos actuales de este oficio.

Para elegir: todas las posibilidades de entrecruzamiento de líneas para el signo dólar o peso.


Las mayúsculas floridas o “swashes” incluyen alternativas de floreo [bucle a un lado, a otro lado y a ambos lados] así como de conexión con otros glifos. Casi un catálogo de peinados.
Se sumaron acentos y dígrafos del juego “SuperLatin” de la fundición, cubriendo unos 200 idiomas.
Alfabetos griego monotónico y cirílico estándar se incluyen en la versión PanEuro de la fuente.

Muchos de los diseños disponibles para el apodado rotulismo instantáneo (instant lettering) tienen continuidad en la tipografía digital, en algunos casos de manera fiel al origen. Curiosamente la filial de House Industries llamada Photo-Lettering tuvo en operación hasta hace unos años su modelo de venta de logo-palabras (y frases) bajo el cual el usuario recibía no una fuente sino el texto solicitado compuesto en el estilo seleccionado, pagando por la extensión del mismo en una transacción que hace eco de aquel de las letras transferibles.

Hoy la tecnología digital nos invita incluso a explorar otras opciones tales como la animación mediante el formato de fuentes variables, con lo que nuevamente de un método de reproducción a otro se abren nuevas posibilidades. Resta preguntarnos qué otras formas de expresión pueden buscarse para fuentes del pasado o incluso qué le depara al formato digital ante nuevas herramientas disponibles para continuar y expandir la diversidad de formas en que se manifiesta la tipografía ante nuestros ojos.

Octothorpe fue seleccionada en la bienal internacional TiposLatinos en 2018. Cartel diseñado por el autor.

Jorge Iván Moreno Majul es desarrollador de tipografías residente en Veracruz, México. Su trabajo ha sido seleccionado por la bienal internacional Tipos Latinos. Ha sido desarrollador principal en PampaType durante muchos años, y ha colaborado en el diseño y producción de fuentes personalizadas con una variedad de fundiciones independientes como LetraCase, Branding with Type, Research Studios Barcelona, y varios diseñadores de la escena tipográfica latinoamericana. Formó parte de FontStage, diseñadores tipográficos que realizaron proyectos personalizados para Google Fonts. También imparte conferencias y talleres sobre tipografía digital, producción tipográfica y codificación. Sin embargo, lo que más le gusta es colocar los nodos de las formas tipográficas donde deben estar.


Diseñar una nueva tipografía para una antigua catedral gótica

Jean-Luc Godard,
el tipógrafo de la cámara